Carrie cree que sus sospechas sobre Brody podrían ser correctas cuando él encara al único superviviente de los insurgentes que lo mantuvieron como rehén. Sin embargo, la reunión termina creando más incógnitas. Mientras tanto, la agencia se enfoca en Aileen y Faisel, los amantes que usaron fondos de las joyas robadas para comprar la casa cerca del aeropuerto.
Meses después de los eventos dramáticos que llevaron a Carrie a someterse a terapia electroconvulsiva, la exagente de la CIA ha encontrado un poco de paz con su familia en los suburbios, pero los avances en su salud mental se ven amenazados cuando un agente de su vida anterior aparece de la nada. Mientras tanto, el congresista Nick Brody descubre que Abu Nazir está descontento con sus métodos no violentos para lograr cambios en la política exterior estadounidense. Y a Dana se le escapa un secreto vital.
Carrie se infiltra en Teherán para apoyar la misión, pero la lealtad de Brody flaquea cuando él se topa con un fantasma de su pasado. A medida que se acerca la confirmación de Lockhart, Saul se halla frente al precipicio entre el éxito y el fracaso.
Al volver la calma, tras una explosión, Saul halla a una frenética Carrie hospitalizada y se da cuenta de que podría haber mérito en sus descabelladas teorías. Mientras tanto, con su campaña para el Congreso a punto de despegar, Brody lleva a su familia a Gettysburg de paseo el fin de semana. Ahí encuentra un importante objeto.
Recién llegada de Beirut, una Carrie inquieta se prepara para lo que espera que sea un retorno triunfal a la CIA. Mientras tanto, Brody se entera de que el fabricante de bombas de Gettysburg está bajo observación y en peligro inminente de ser descubierto. Sin tiempo que perder, Brody intenta una extracción de último minuto. Jessica toma sus propios riesgos al dar un paso en el foco político.