Liberen a Meek

Meek Mill es una superestrella del hip-hop, pero se inició en batallas de gallos en los vecindarios más peligrosos de Filadelfia. A los 19 años, acaba en cárcel tras un violento enfrentamiento con la policía y queda atrapado en el sistema penal. Pasará los siguientes 11 años intentando liberarse de sus garras.

La jueza Genece Brinkley condena a Meek de 11 y medio a 23 meses en prisión, más 10 años de libertad condicional por posesión de arma y narcotráfico. Una vez libre, la carrera musical de Meek despega junto a Rick Ross y ROC Nation, pero vuelve al tribunal de Brinkley y a la cárcel por violaciones a la condicional. Es una trampa de la que no puede escapar.

Meek lucha con la libertad condicional y pierde control de su vida privada. Tras una adicción, una pelea en un aeropuerto y un arresto por hacer wheelies en la calle, la jueza Brinkley lo envía a prisión de 2 a 4 años. El caso plantea tensiones por injusticia racial, y hay manifestaciones callejeras. Mientras tanto, la defensa de Meek investiga a la jueza y obtiene información conmocionante.

Los investigadores privados hurgan en el arresto original de Meek y hallan nuevas pistas. Expolicías realizan denuncias explosivas sobre el oficial que arrestó a Meek, y los investigadores descubren que la versión de los hechos presentada en el juicio de Meek puede no ser la verdad. Los defensores de Meek se esperanzan, pero ¿los nuevos datos bastarán para liberar a Meek?

Los manifestantes rodean el tribunal mientras la jueza Brinkley decide el destino de Meek. Hasta los fiscales coinciden en que debería desestimarse el caso, pero la decisión de la jueza obliga a los abogados a idear un nuevo plan. Meek se ve en el centro de un gran movimiento nacional y lucha por sobreponerse al trauma de su experiencia carcelaria y lograr un cambio profundo del sistema.