La pérdida de su equipaje no puede impedir que Conan experimente lo mejor de Noruega.

En Buenos Aires, Conan practica con un club de fútbol local, disfruta de un asado con Jordan Schlansky, y aprende qué significa ser gaucho.

La determinación mental y física de Conan se pone a prueba en Bangkok cuando se enfrenta a un luchador de Muay Thai, una pitón y un escorpión frito.

Mientras busca las raíces de su familia en Irlanda, Conan se esfuerza por hablar como un local y cantar con The Irish Tenors.

Conan intenta romper un récord mundial con Taika Waititi y conoce a Riley, un fan de su podcast, en su singular casa contenedor.

Tras entregar por fin una camiseta pendiente de Team Coco a una fan, Conan se presenta con los Niños Cantores de Viena y canaliza su Freud interior.