Tritón quiere una conferencia de paz con los Tiburones Guerreros. Ansioso por destacarse ante el rey, Sebastián alardea de tener gran conocimiento sobre la cultura tiburonásica. Pero para su horror, la presunción lo lleva a ser asignado como Embajador de la Paz en Tiburolandia. Ariel y Flounder se dan cuenta de que Sebastián está metido en un tremendo problema.

Ariel quiere montar a Torbellino, un caballito de mar que su padre alega es muy peligroso. Ariel se identifica con Torbellino por su necesidad de libertad. Ella se molesta y se frustra por la renuencia de Tritón a que ella monte a Torbellino. A pesar de las advertencias de Tritón, Ariel monta el caballo hacia las profundidades donde pulpos ladrones de caballos intentan capturar a Torbellino. Se inicia una salvaje persecución en la que Ariel cae inconsciente. Tritón encuentra a su hija herida y se la lleva a casa. Durante su recuperación, Ariel se da cuenta de que su padre es estricto porque tiene más experiencia que ella.

Urchin, un joven tritón huérfano, llega a este episodio lleno de travesuras y aventuras. Urchin está en esa edad en la que todo le impresiona y cae en el grupo equivocado, con Langostín y su pandilla. Se aprovechan de su necesidad de amistad. La iniciación de Urchin para ingresar a la pandilla es robar comida del Baile Neptuno de Tritón. Ariel lo persigue, pero ambos se hacen amigos, lo que deja a Urchin indeciso entre los buenos y los malos, y a quiénes elegir como sus verdaderos amigos.

El conde y la condesa Almejandez llegan a Atlántica para la ceremonia de presentación de sus gemelos. Tritón acusa a Ariel de irresponsable y ella, para enmendar, se ofrece cuidar a los gemelos mientras Tritón pasea con los Almejandez por Atlántica. Al principio, Ariel piensa que será fácil, hasta que los gemelos se le escapan. Ariel, Flounder y Sebastián los buscan desesperadamente mientras que Langostín y su pandilla conspiran para capturar a los gemelos desaparecidos para intercambiarlos por un hermoso collar de perlas que lleva su madre.

Ariel encuentra un mensaje en una botella que los lleva a Flounder, Sebastián y a ella hacia un enorme y solitario monstruo acuático llamado Simón. Ariel le da un discurso a Simón sobre el precioso mundo que hay afuera, donde puede ir a cualquier parte que desee. Simón dice: “¡Genial! Llévenme con ustedes”. Antes de que Ariel pueda disuadirlo, el monstruo acuático hace las maletas y marcha rumbo a Atlántica.

Luego de la advertencia que el Rey Tritón dio de nunca más volver a jugar con artefactos humanos, Ariel encuentra una preciosa pulsera encantada que se pone en la muñeca. A la hora de volver a casa, Ariel no se la puede quitar. Como cualquier niña en algún momento, Ariel teme volver a su casa. Mientras piensa qué hacer, de repente se ve atrapada en un remolino y llega a un mundo raro, Lumilandia, donde vive un peligroso monstruo que controla la dirección del remolino.