Después de la muerte de don Fernando y de la contratación de Salvador como director de la fábrica, las hermanas Silva se enfrentan al desafío de sacar adelante los negocios de su padre.

Diana descubre la mala situación económica de la fábrica y les hace una promesa a los obreros. Una discusión con Salvador evidencia la atracción que él siente por ella y la sorprende.

Las hermanas Silva son informadas por Diana sobre la difícil situación económica. La venta de sus muebles antiguos es la única opción para obtener dinero. A Elisa, la menor, le gusta Salvador.

Conseguir dinero no es tarea fácil para las hermanas Silva, intentan pagarle la nómina los obreros, pero todo se complica. Diana trata de resolver, pero no cuenta con su tío, don Ricardo.

Salvador y Diana se hacen cómplices y arriesgan mucho en una reunión de negocios, pero no hay mucho por hacer. Francisca se va a escondida a conocer un cabaret donde fue invitada a cantar.

Diana tiene que encarar a los obreros de la fábrica y la respuesta de ellos no es la esperada. Ellas tendrán que asumir un nuevo rol para salir adelante, pero deben cuidarse del qué dirán.