William recibe un diagnóstico médico que lo obliga a comer mejor, dejar el alcohol y hacer ejercicio. A pesar de que todo va bien y comienza a trabajar en una serie juvenil, está convencido de que se va a morir. Su paranoia y sus quejas crecen hasta que Juliana, su esposa, le da una lección.

La llegada de William cambia la dinámica de la vida de pareja de Andres y Joao. Para tener un día romántico pacífico, Andrés obliga a William a aceptar una invitación hecha por los jóvenes actores de la serie donde trabaja. La primera salida nocturna de William dará un giro inesperado.

William sabe que Julia ha seguido adelante y está saliendo con alguien nuevo. Decide regresar al mercado, sospechando que Isabel está interesada en él. Andrés se ríe, pensando que Isabel es demasiado joven y atractiva para William y diciendo que ella está fuera de su alcance. Pero para William, se convierte en una cuestión de orgullo. Un nuevo miembro llega a casa de Andrés.

William e Isabel tendrán una conversación pendiente y definitiva en la fiesta de cumpleaños de Dave, el director de la serie. Andrés y Joao preparan a William para el evento. Ser un hombre contemporáneo representará una prueba de fuego. Finalmente, el sacrificio dará frutos en la fiesta, aunque no de la manera que William había imaginado.

William deberá enfrentar las consecuencias de usar su arma secreta de seducción con Karina. Además de sufrir dolor físico, sus compañeros de la serie también descubrirán su secreto. Mientras tanto, Andrés y Joao deberán enfrentar una incómoda conversación sobre la vida en pareja después de que William hable de más.

Con Joao fuera, Andrés se dedica a la neurosis y a la limpieza compulsiva. William, preocupado, mira a sus amigos para programar un partido de futbol y así distraerlo. Pero tanto Andrés como William saben que ya no son lo mismo y necesitan otras soluciones. Andrés busca desahogarse en la fiesta y William, que está ahí lo consolar, se reencuentra con Mariana.