Earl Sinclair debe decidir su papel en la vida: El de dinosaurio doméstico o el de dinosaurio salvaje. Después de 24 años con la Corporación de Desarrollo Wesayso, Earl pide un aumento... pero su furioso jefe, B.P. Richfield, lo despide. Muy angustiado, Earl regresa a casa y descubre que su esposa, Fran, ha puesto un huevo.

Fran se siente una ama de casa descuidada y desaliñada cuando su tercer hijo sale del cascarón de modo que Earl, su marido, se da cuenta horrorizado de que va a tener que redescubrir cómo cortejarla si quiere que vuelva a sentirse atractiva y deseada.

Cuando los dinosaurios cumplen 72 años, son arrojados por el acantilado al pozo de alquitrán para no ser una carga para sus familias. La suegra de Earl, Ethyl, se acerca a su 72 cumpleaños, y Earl está impaciente. Pero cuando su hijo Robbie propone que la abuela Ethyl se mude con ellos a casa, Earl podría convertirse en el primer dinosaurio que cede su guarida por el bien de la familia.

Cuando un dinosaurio gigante (nueve veces el tamaño de Earl) se enamora de Fran en el supermercado, decide que la quiere para él… así como todas las demás cosas que le encantan a Earl. Earl tendrá que decidir si reúne el valor para luchar por su familia o sigue el código de los dinosaurios y echa a correr como loco.

El hijo de Earl, Robbie, se rebela contra la tradición de los dinosaurios de aullar como rito de paso a la edad adulta, pero queda atrapado entre medias cuando su acto de rebelión hace que sus mejores amigos Earl y Roy se peleen entre ellos.

Los Sinclair se preocupan cuando a Bebé le crece un cuerno de oro en la cabeza, pero su preocupación se convierte en asombro cuando el Consejo de Ancianos anuncia que el cuerno de Bebé lo convierte ¡en el tan esperado rey de los dinosaurios!