Manos a la obra

Manolo y Benito son dos socios de la pequeña empresa de reformas "Manolo y Compañía", en la cual tratan de dar el mejor servicio. Nada más lejos de la realidad: mientras que Manolo, jefe de la misma, trata de hacer los trabajos con profesionalidad, su socio Benito solo sabe quejarse, no colabora y trata siempre de escaquearse del trabajo.

Manolo y Benito son requeridos para instalar una chimenea en casa de una familia adinerada que celebra la petición de mano de su hija. Mientras, la inesperada llegada de Tania, una fontanera polaca, desatará los celos de Adela. Al mismo tiempo, Benito verá como su adorada Noelia sucumbe ante Tony, su ex-marido, que ha reaparecido en el barrio.

"Manolo y Compañía" es contratada de urgencia y en domingo por una pudiente tonadillera para reparar el cuarto de baño de su mansión, justo en el día en que se celebra el funeral de un conocido de la familia.

Manolo y Benito son contratados por un extraño personaje que les pide que hagan un agujero en una pared su casa. Los albañiles, en su afán de hacer las cosas bien, hacen el agujero e incluso colocan una puerta. Al ver las noticias se enteran de que han hecho un butrón para el atracador de una joyería, y la Policía los detiene como sospechosos.

Un grupo de gitanos llegan al Taller de "Manolo y Compañía" y les encargan la construcción de cuatro chabolas adosadas en mitad del campo. Benito ve la oportunidad de un gran negocio inmobiliario y comienza los preparativos, pero Manolo no quiere saber nada del tema porque no confía demasiado en los clientes.

Tania se instala a vivir con Tino, con el que se entiende rápidamente. Por su parte, Manolo y Benito tienen que arreglar una gotera en la sauna de una lujosa "Casa de Masajes". Cuando se presentan allí, les toman a ambos por clientes y ellos no aclaran el malentendido, dejándose llevar.