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Hiroki y Tsukasa viven y trabajan en la tienda de buceo de Kenji. Ambos quieren seguir los pasos de Kenji y, algún día, abrir su propia tienda. Sin embargo, se descubre que Kenji ha estado metido en asuntos turbios. Cuando empieza a comportarse de forma extraña, Hiroki y Tsukasa pasan a la acción.

Kenji se queda inconsciente tras ver unas alucinaciones sobre Hiroki y Tsukasa. Katsuragi llega a la escena y ordena a Hiroki y Tsukasa que dobleguen a Kenji por los secretos que ha descubierto. Tsukasa tiene en cuenta los reparos de Hiroki y propone una forma de encargarse de la situación sin tener que doblegar a Kenji.

Hiroki está muy contento porque Tsukasa y él han conseguido abrir una tienda propia. Sin embargo, la alegría le dura poco porque Katsuragi le arrebata a Tsukasa para hacer otro trabajo. Esta vez, su misión será controlar a un miembro de la mafia china, Inui, para asesinar a una persona importante. No obstante, no le resultará tan sencillo manipular los recuerdos de Inui.

Tsukasa y Katsuragi averiguan que Hayashi ha estado en Japón todo el tiempo. Se preparan para capturarlo, pero el contraataque de Hayashi deja en evidencia su plan. Mientras tanto, Tsukasa deja solo a Hiroki en la tienda y Hiroki se siente inestable emocionalmente.

Tsukasa se encuentra cara a cara con Hayashi, el fugitivo. Durante el reencuentro, Tsukasa expresa una mezcla de alegría y rencor por haber sido abandonado en primera instancia. Por lo visto, parece que ambos tienen ahora fines opuestos. De vuelta al hotel, Satoru va al bar y conoce a Jin, una mujer relacionada con la Compañía. Satoru actúa con cautela, pero Jin va a hacerle una oferta.

Hayashi está decidido a llevarse a Tsukasa con él, aunque para ello tenga que alterar sus recuerdos. Al rastrear la senda de dichos recuerdos, se revela el pasado oscuro de Tsukasa. Sin embargo, aunque parezca que Hayashi consiga alcanzar la cima de su antiguo protegido, Tsukasa guarda un as definitivo bajo la manga.