El rey Tritón quiere hacer las paces con el emperador Shaaga, el belicoso líder de los tiburonianos, entonces Sebastián intenta impresionar a su majestad demostrándole todos sus conocimientos sobre la cultura tiburoniana. Gracias a su fanfarroneo, Sebastián obtiene el "honor" de viajar a Tiburonia para organizar una cumbre de paz. Como Ariel y Flounder ven que esta situación supera a su amigo, deciden ir con él. Todos empiezan a sospechar del malvado emperador Shaaga y al final descubren su maquiavélico plan de destruir el reino de Tritón con la artimaña de querer firmar un acuerdo de paz.

A Ariel, como a todas las chicas de su edad, le gustan los caballitos... ¡los caballitos de mar, claro! Por eso le pide permiso al rey para que le deje montar a Stormy, un caballito de mar salvaje. Sin embargo, el rey Tritón no la deja montar porque piensa que es demasiado peligroso. Pero Ariel está decidida a montarlo, y cuando lo consigue, el salvaje Stormy sale corriendo y escapa de Atlántica... ¡con Ariel encima! Entonces dos pulpos ladrones de caballos intentan atraparlo y se inicia una emocionante persecución. Al final, Stormy tira a Ariel y la pobre acaba en el suelo inconsciente.

Urkin, un tritón huérfano, cae en manos de malas compañías cuando conoce a los graciosos, pero peligrosos Mafio Langosta y su compinche Gamba. Aprovechándose de la necesidad de cariño de Urkin, lo convencen para que robe comida en el banquete del rey Tritón, diciéndole que es un ritual de iniciación a su "banda". Ariel pilla a Urkin y le reprocha su actitud. Pero pronto se da cuenta de que Urkin solo está haciendo un papel y al final se hacen amigos.

Cuando el conde y la condesa de Clambakersfield llegan a Atlántica con sus dos sirenas gemelas, Ariel se ofrece como canguro para demostrarle a su padre que puede ser una chica responsable. El rey Tritón le advierte de que no será fácil, y por desgracia para Ariel, ¡las dos sirenas gemelas no son los angelitos que aparentaban ser! Después de destrozar la sala del trono del rey Tritón, las dos gemelas incontrolables desaparecen. Entonces Ariel, Sebastián y Flounder tendrán que buscarlas desesperadamente antes de que el rey Tritón vuelva con el conde y la condesa.

Un mensaje en una botella lleva a Ariel, a Sebastián y a Flounder a una espeluznante cueva submarina, donde conocen a un enorme monstruo marino llamado Simón, quien se siente enormemente solo. Nadie quiere ser su amigo por su atemorizante aspecto y tamaño. Ariel convence a Simón de que ahí fuera hay un mundo maravilloso esperándolo y que puede salir cuando quiera. Así que Simón, claro, ¡decide salir e irse a casa con Ariel! Pero Simón grita mucho, es desagradable y con tendencia a causar accidentes, por eso los habitantes del reino de Tritón se cansan pronto de él.

Después de que el rey Tritón advierta a Ariel de que no debe jugar con objetos humanos, Flounder y ella encuentran un bonito brazalete dorado en lo más profundo de un abismo. Ariel se lo pone en la muñeca, pero cuando llega el momento de irse a casa, ¡no puede quitárselo! Ariel tiene miedo de volver a palacio, pues el rey Tritón lo verá y sabrá que lo ha desobedecido. En ese momento, Ariel recuerda que también había una llave en el fondo del abismo, así que va a buscarla, pero acaba siendo succionada por un torbellino y aparece de repente en un espeluznante mundo submarino llamado Lumilandia.