Las tres detectives

Una vez más, el comisario Peters lleva a Kim a su casa después de que ella esté a punto de atrapar al autor del crimen, y esta vez, su madre lo tiene muy claro: "Vale ya de jugar a los detectives, ¡es mejor que hagas amigos!". Kim se da cuenta de que lo que necesita no es un amigo, sino un compañero que no le cuente sus investigaciones secretas a su madre. Dos personas responden a su anuncio y Kim tiene que poner a prueba sus habilidades. ¿Qué puede haber mejor que resolver un caso? Kim, Marie y Franzi empiezan a seguirle la pista a un desagradable chantajista y, juntas, ponen fin a sus intrigas. Al final, Kim se da cuenta de que dos compañeras son mejor que una. Las Tres Detectives son oficialmente un club.

¡Es la hora del espectáculo! Marie participa en un concurso de talentos y sorprende a Kim y a Franzi con su preciosa voz. Cuando Verena queda finalista y Marie no, todos se quedan estupefactos. El padre de Verena y los miembros del jurado actúan de forma muy extraña, así que Las Tres Detectives sospechan que hay gato encerrado e investigan. Pero la posible estafa no es lo único que llama la atención de Kim: Marie se pone nerviosa cada vez que sale el tema de su familia. ¿Por qué nunca pueden quedar en su casa? Cada vez hay más pruebas de que algo extraño está pasando y Kim y Franzi deciden hacer frente a su amiga y descubrir el secreto mejor guardado de Marie.

Cuando roban en casa de su novio Bernd, la hermana de Franzi, Chrissi, alerta a Las Tres Detectives de una serie de robos en la ciudad. Mientras investigan, Franzi conoce a Sophie, la hermana de Bernd, que le descubre un videojuego que permite hablar con otros jugadores mientras se juega. A Franzi se le da de maravilla y enseguida se engancha al juego y se pasa demasiado tiempo jugando. Se hace amiga de otro jugador y habla con él toda la noche. A Kim y a Marie esto no les gusta ni un pelo, quieren que se centre en la investigación. Pero entonces se topan con una pista clave y urden un plan para parar los robos y atrapar a los ladrones. Y, de repente, el conocimiento de Franzi del videojuego resulta de lo más útil.

Las Tres Detectives visitan a Lotti, la abuela de Franzi, en Billershausen, un pueblecito pintoresco donde no hay cobertura. Lo que se suponía que iba a ser un relajante viaje de fin de semana pronto se convierte en trabajo cuando no dejan de ocurrir cosas extrañas, desaparecen gatos y corren rumores sobre una bruja que merodea por el bosque. ¿Es solo una vieja leyenda o podría haber algo de verdad? La cosa se complica cuando Minka, la gata de Lotti, desaparece y Las Tres Detectives descubren una espeluznante casa de brujas junto al lago.

Kim participa en el rodaje de un vídeo musical en el instituto, pero su euforia se disipa rápidamente cuando descubre que Robin es su compañero de reparto. Pronto, cuando el rodaje está en pleno apogeo, sin venir a cuento, Robin la besa. Kim está fuera de sí. Por alguna razón, no le había llegado el último borrador del guion y ahora su primer beso ha sido con Robin. ¿Cómo va a explicárselo a Michi? Mientras tanto, Florentine, la tía de Marie, está de visita y recuerdan a la difunta madre de Marie. Cuando Marie pregunta qué ocurrió exactamente la noche del accidente, su padre evita responder a la pregunta como de costumbre. Marie decide ir en busca de respuestas.

En su primer caso sobrenatural, Las Tres Detectives empiezan a investigar cuando en la granja de los Winkler no paran de ocurrir cosas inexplicables. Supuestamente, el responsable es Wennemar, el niño fantasma que se le apareció a Franzi hace unos años. Kim, Franzi y Marie están decididas a descubrir quién o qué está realmente detrás de los extraños incidentes. Si no fue un fantasma, ¿quién destrozó el dormitorio de las hermanas Winkler, quién se comió la magdalena y quién susurra en la chimenea? ¿Resolverá el misterio el libro de hechizos de Marie o la capacidad de deducción de Kim? ¿O será la valentía de Franzi la que acabe imponiéndose?