Temba, el ave, está más engreído que nunca. Esta primavera le han salido unas hermosas plumas de colores y no para de jactarse de ser el más bello de la reserva. Tin & Tan intentan convencerlo de no dejarse llevar por lo superficial, pero Temba no hace caso. De tanto presumir, termina perdiendo sus hermosas plumas y aprendiendo una valiosa lección de humildad.

Sigfrid, el lémur asustadizo, está muerto de miedo. No encuentra a su mamá y un rugido aterrador no deja de resonar en toda la selva. Los valientes Tin & Tan van en su ayuda, intentando descubrir de donde viene el misterioso sonido. Pero la sugestión les juega en contra y terminan contagiándose del temor de Sigfrid. Descubrirán que los peores monstruos viven solo en nuestra imaginación.

Tuko está eufórico por la llegada del fin de semana. Tiene tanto entusiasmo como cantidad de planes para hacer con sus amigos. Pero tanto ímpetu no da respiro a Tin & Tan, que nos les alcanza el tiempo para todo lo que quiere hacer Tuco. Finalmente, Tuko comprenderá que disfrutar no tiene nada que ver con llenarse de actividades.

Zuri, la pequeña cebra, es terriblemente tímida. Tin & Tan acuden al rescate y juntos intentan varias estrategias para conseguir que Zuri pierda la vergüenza que le impide jugar con las otras cebras. Desde un cambio de look, hasta hacerse pasar por un glamoroso unicornio: nada da resultado.Gracias a Malala, comprenderán que Zuri debe aceptarse tal cual es y confiar en sí misma.

Mamba, la cobra africana, es una máquina de contar mentiras. Tanto le gusta chismosear que ha puesto a los animales de la reserva unos contra otros. Tin & Tan llegan al rescate, intentando contener el conflicto. Pero Mamba es tan hábil, que se las ingenia para enfrentarlos entre ellos también. Finalmente, a Mamba le sale el tiro por la culata.

Ukuku, la suricata, parece cansado y sin entusiasmo. Pero sus hermanos son todo lo contrario; no paran de moverse nunca. Tin & Tan tratan de ayudar a Ukuku, animándolo a jugar con ellos y alentándolo a divertirse. Pero nada da resultado, Ukuku sigue afligido. Con la ayuda de Malala, comprenderán que a veces estar triste es el primer paso para empezar a sentirse mejor.