T1, E2: A Margarito Duarte, modesto empleado judicial de una pequeña población colombiana, se le muere de repente su hija de siete años, Evelia. Doce años después, Margarito acude al cementerio a exhumar los restos de su niña y, para sorpresa suya y de quienes andan por ahí cerca, la niña esta intacta, como si se acabara de acostar a dormir. El episodio conmueve a la población y a sus vecindarios y, obviamente, al cura y al obispo, solo que este, a diferencia de sus feligreses, no acepta que el asunto sea prodigioso y ordena que el cuerpo de la niña sea devuelto a la tierra y que a ésta se le eche agua para ayudar a descomponer el pequeño cadáver de Evelia. Pero Margarito Duarte, ahora que ha recuperado a su niña, no va a cometer el crimen de ahogarla.
