Flint ingresa a su temible robot en una competencia de boxeo, y cuando queda cara a cara con el robot del alcalde Shelbourne, los resultados son explosivos.

Jim, el hermano rebelde de Tim, llega de visita. Y pronto, se pone celoso de la vida perfecta de Tim.

Mientras intenta desacreditar la pseudociencia de Hollywood, Flint crea por accidente su propio monstruo estilo Frankenstein.

Cuando el padre de Flint le pide que saque la basura, inventa un dispositivo para hacerlo. Flint le cuenta a Sam sobre el pez mágico del pueblo, Johnny Sardine, que concede deseos a cualquiera que tire una moneda en su fuente.

Flint y Sam no se ponen de acuerdo sobre quién ganó la feria de ciencias de la escuela cuando se conocieron. Sam detesta las sardinas, así que Flint inventa un dispositivo que hace que el queso sepa a tocino.

Flint intenta que el pueblo preste atención a sus inventos, pero a nadie le interesa. Sam le muestra a Flint su posesión más preciada: el juguete de la Princesa Kittymittens.