Un día para vivir

Florencia está en serios problemas en su trabajo, pero enfrentar su asunto pendiente puede resultar mucho más grave: su madre siempre tendrá amor para darles a ella y su hermano pequeño, sin embargo el tiempo está en contra Florencia, incluso después de cumplirse sus 24 horas, aun estando muerta, el peligro permanecería.

Cuando Ella la visita, Rosalinda decide que sus últimas 24 horas va a dedicarlas a romper todas las reglas, a sacarse de encima las imposiciones, hasta que nada le queda por hacer y aún le sobra tiempo. Acompañada por su nieto Nicolás, emprende un viaje de alegría y peligro.

Teófilo no es una blanca paloma, sino un policía corrupto, muchas veces se ha enfrentado a la muerte, pero sólo una vez Ella llega para decirle que ésta puede ser la buena, y que le quedan 24 horas para resolver lo que tiene pendiente y ganarse otra oportunidad en la vida.

Dicen que las mentiras repetidas muchas veces se convierten en verdad y en ese círculo vicioso está Fabiana cuando le toca que Ella la visite y comience a correr el reloj por su vida. La compulsión por las mentiras es una nube negra de la que difícilmente puede escapar

Lulú es famosa en las redes sociales, a las que alimenta con cada detalle de su vida en busca de likes y atención. Quienes la rodean viven para mantenerla contenta con tal de no despertar a sus tormentosos demonios, que aparentemente sufren de insomnio, porque Lulú no da tregua a nadie.

Patricio es un cincuentón narcisista que no acepta su edad ni sus responsabilidades. Ella le da el ultimátum de que le queda un día para vivir y debe resolver pendientes, pero él sigue la fiesta y cuando se da cuenta de que Ella no va en broma, y que tampoco es una alucinación, le queda poco tiempo.