Ricardo acaba de instalarse en su nueva casa. Pensaba que sus primeros días de independencia serian un remanso de paz y tranquilidad. Se equivoca de lleno. Los problemas de la casa le superan. Empieza a darse cuenta de que no es capaz de vivir completamente solo. Ni siquiera sabe freír un huevo y los electrodomésticos se niegan a ser manejados por el compositor. Lina le hace ver la necesidad de contratar urgentemente a una asistenta. Ricardo la esta buscando, pero aun no tiene candidata. La dueña del tinte que limpia los trajes de Ricardo (a la vez que admiradora de su música), intenta colocar a su hija a las ordenes de Ricardo, pero la chica esta muy lejos de ser lo que Ricardo busca.

Ricardo sufre pesadillas, debidas a los anónimos que le envía desde hace veinte años un tal G.M. Ese día, tranquilo para componer, se presenta una extraña mujer, acompañada de un perro de lo mas desagradable. La mujer, Greta Müller, es la fan n 1 del compositor, causante de los anónimos y enferma mental peligrosísima (armada con una pistola y el peligroso chucho). Greta obliga a Ricardo a componer para ella o de lo contrario, le pega un tiro. En la espiral creada por Greta, se verán involucrados Cuca, que anuncia su futura boda, Juncosa, su protegida (Cristal Superstar), Lina y Petri...

Ricardo ha tenido un encuentro casual con Estrella, una antigua amiga de la que guarda un recuerdo muy especial. Ha sido como un extemporáneo flechazo. Esa misma noche queda con ella para tener en su casa una cena intima. Petri, al conocerlos planes de Ricardo, informa a Lina de las intenciones de su marido. Lina se presenta en la casa acompañada de la Tía Rosa, una pariente de edad avanzada muy aficionada a la música, algo pesada y que no se entera de nada. Ricardo necesita sacarlas de allí antes de que se presente Estrella. Trata a las dos mujeres con cortesía pero las apremia con la excusa del trabajo.

Ricardo ha contratado a una profesora de italiano, Adelina, cuando aparece Celso, dueño de una funeraria que esta locamente enamorado de Lina. El motivo de la visita de Celso, es pedirle a Ricardo la mano de Lina, pero pronto perderá su objetivo y su fidelidad hacia Lina, tras conocer a Adelina y a Eva, la chica del tinte. Cuando Lina descubre las intenciones de Celso, la toma con Ricardo por darle carta blanca a Celso. En la historia, se verán metidos Petri, Juncosa, Clara, Cuca y sus amigos, con los que ensaya una obra de teatro.

Concentrado en la composición de una hermosa canción de amor, Ricardo se queda atascado en una frase. Nada ni nadie parece activar su imaginación para poder encontrar las palabras adecuadas para redondear sus versos. Angustiado, pedirá ayuda a su familia, pero pronto comprenderá que nadie de su entorno mas cercano esta dotado para la poesía. Tendrá que ser Lola, una guapa modelo que trabaja en la oficina de Lina, quien le saque del atolladero poético y le haga vislumbrar la posibilidad de un excitante romance. Junto a ella y con la compañía de dos monjitas del vecino a las que nadie ha invitado, pasara una tarde en el mas intimo de los ambientes posibles. Una tarde que no olvidara.

Ricardo se marcha un fin de semana a Biarritz con Gloria. Al salir de casa, atropella a un indigente: Gregorio. Ricardo tiene el seguro del coche caducado, Juncosa, su representante no aparece, y Manolo, su abogado, le cuenta que Juncosa ha robado 500 millones de pesetas y se ha largado. Gregorio vivirá a cuerpo de rey, hasta que Lina le pone en su sitio para que deje de extorsionar a Ricardo. En realidad, Gregorio es un actor que ha contratado Lina para pegarle un susto a Ricardo, por no haber pagado el seguro de su coche, que también esta caducado. Luis, Cuca, Petri y Gloria, participaran de la historia.