El rey de la TV

Silvio Santos es diagnosticado con un pólipo en la garganta y huye del circo mediático que lo rodea, mientras que su esposa Íris insiste en que viaje a Estados Unidos para tratarse. En 1958, Silvio trabaja en la Rádio Nacional cuando ve en Baú da Felicidade, un negocio dirigido por su jefe y amigo Manuel de Nóbrega, una oportunidad para ascender en la vida. Santos está dispuesto a apoderarse de Baú, aunque eso signifique ir en contra de las órdenes del jefe y sacrificar los únicos ahorros de su novia, Cidinha.

En Estados Unidos, Silvio Santos descubre que debe someterse a una arriesgada cirugía para solucionar el problema de su garganta, lo que podría costarle la voz y acabar con su carrera como presentador de televisión en SBT. Mientras, en Brasil, Rede Globo pretende usar a Gugu. En 1963, Silvio pone en riesgo el éxito de Baú da Felicidade cuando decide montar un programa de televisión los domingos para vender sus propios productos.

En Miami, Silvio Santos se hace amigo de Hector, el chofer mexicano encargado de llevarlo al doctor. En SBT, Íris y Stanislau se organizan para que Gugu se haga cargo del programa dominical para salvar a la estación de la bancarrota sin que Silvio lo sepa. En 1970, Silvio gana un premio al mejor presentador, pero se da cuenta de que, para seguir creciendo en la industria del entretenimiento, necesita tener su propia estación.

Silvio Santos regresa a Brasil, donde se enfurece al descubrir el rumbo que ha tomado SBT durante su ausencia. En 1971, durante la grabación de su programa, Silvio sospecha que será despedido de Rede Globo, por lo que comienza a esbozar planes para permanecer en el aire, ya sea a través de la recientemente adquirida cadena de televisión o a través de una nueva sociedad con Roberto Marinho. En casa, su esposa Cidinha no se encuentra bien.

Silvio Santos le revela a Íris la gravedad de su problema de salud. Aturdido, se siente perseguido por todas las plagas de Egipto mientras reanuda sus actividades en SBT. En 1973, el programa de Silvio es censurado por los militares, pero con ingenio crea una estrategia para ganarse la empatía del censor y sus superiores, lo que garantiza el éxito y el futuro del programa.