
T1, E3: Quince semanas después. Harriet se despierta junto a Tim, pero se muestra fría con él mientras se marcha. En Glyngolau, el Dr. Whittaker les dice a Polly y a Iwan que Leona, aunque todavía se está recuperando, está lista para volver a casa. Polly no se siente preparada. De camino a la pesquisa, Iwan se muestra despreocupado por su importancia, pero Philip le ha dicho a Polly que es un momento clave para ellos. En la investigación, Philip informa a las familias. La culpa del accidente es compleja, y no hay duda de que gran parte de ella recae en los adolescentes y en Alan. Si van a condenar a Harriet, el resultado debe demostrar que ella puso vidas en peligro a sabiendas. Afortunadamente, los aseguradores de Alan, sentados al lado de Debbie, están ahí para representar sus intereses y harán lo que puedan para echarle la culpa a Kallbridge. El forense dirige el interrogatorio de una serie de testigos. El ambiente se caldea cuando un médico aporta pruebas que sugieren que no fue la explosión, sino el derrumbe lo que mató a Mia, la hija de Ángela. Mientras Iwan testifica, habla de la importancia de la urbanización para la ciudad, pero se desentiende de cualquier conocimiento sobre la seguridad de la obra. Lo hace bien, pero Polly lo examina. Ángela, de ojos saltones, se da cuenta y se enfrenta a ella, pero Polly no comparte sus sospechas. Esa noche, Iwan vuelve a casa borracho. Irritado por las insinuaciones de Polly de que está aliviado de que todo haya terminado, consigue mantener la calma. Al día siguiente, Harriet declara. Evade con cuidado las preguntas de Ken sobre la calidad del acero, echándole la culpa al proveedor. Ángela la interrumpe, acusando a Harriet de ponerlos en ridículo, antes de salir furiosa de la sala. Mientras Harriet continúa, el abogado de Debbie, Ben, interviene y afirma que hay pruebas de que los correos electrónicos filtrados proceden de la oficina de Harriet. Ella lo niega con vehemencia, pero es evidente que vacila. Tras la pesquisa, una multitud de manifestantes lanza un huevo a Harriet mientras entra en la oficina. Ella y Frank se reúnen con Sora Tanaka, de la empresa japonesa que encargó la fábrica. Hablando en japonés, y dejando en evidencia a Frank en el proceso, Harriet le asegura a Sora que Kallbridge no es responsable y que llegarán al fondo del asunto. En Glyngolau, Iwan y Polly llevan a Leona a casa. Deprimida, pero animada por su padre a ser ella misma, le hace un gesto con el dedo del medio a una pequeña multitud de lugareños que la aplauden.