T1, E6: Andrew regresa a casa, aterrorizado de que lo arresten por lo que le ha hecho a Vanessa. Acorralado en una esquina, alegando inocencia, le ruega a su hijo, Luke, que sea su coartada para la noche en que agredió a la detective. Luke acepta a regañadientes, pero está empezando a ver a su padre tal como es en realidad. Avanzamos en el tiempo hasta tres meses después. Laura e Ian se embarcan en una nueva relación, pero la están tomando con calma. Andrew también está saliendo nuevamente, apreciando la libertad que obtuvo de la coartada de Luke. Laura se sorprende al verlo caminar, relajado y feliz. Asqueada, localiza a Charlotte, su nueva novia, y le advierte de lo que Andrew es capaz de hacer, pero ella no le cree. Vanessa finalmente le cuenta a su compañera Jennifer lo que ha hecho Andrew. Furiosa porque él todavía es un hombre libre, Jennifer jura proteger a Vanessa, sin importar el costo. Mientras tanto, se revela que Charlotte es una oficial de policía encubierta. Sin embargo, cuando ella intenta atrapar a Andrew poniendo algo en su bebida, él se da cuenta y su trampa es descubierta. En un acto de expiación, Katie roba el teléfono de Andrew de su casillero del hospital. Laura le lleva el teléfono a Tom para que lo piratee y descubren un mensaje de texto de una mujer llamada Mia, la cuidadora de Sylvia. Fingiendo que Andrew la ha enviado allí a hacer un recado, Laura visita la casa de Sylvia, y Mia le muestra el cobertizo del jardín. A solas, descubre, para su horror, el escondite de Andrew: entre cajas de almacenamiento, hay frascos de GHB y una tarjeta SD que contiene imágenes de los atroces crímenes de Andrew. Finalmente, Laura tiene la prueba que necesita para hacer justicia. Al final del episodio, el escenario está listo para un final emocional y lleno de conflictos, que culmina en un acto de violencia que es tan repentino como impactante.