¡Ay Güey!

Susana y Verónica son secuestradas por dos criminales, logran huir y descubren que en el camión hay una maleta con 10 millones de dólares. Ellas son perseguidas por los hampones y la policía, y tienen que cambiar sus identidades.

En su huida, Susana y Verónica son confundidas con dos herederas millonarias. Beatriz Rosthein, socia de su difunta madre, las recibe y ellas siguen la corriente, mientras aguardan el momento oportuno para escapar.

Susana y Verónica son fotografiadas en situaciones comprometedoras. La señora Rothstein las obliga a salir a una rueda de prensa para aclarar el escándalo y ellas intentan huir.

Verónica y Susana huyen. Logran llegar al aeropuerto, pero ahí son encontradas por Rothstein, quien les revela que conoce su verdadera identidad.

Rothstein propone un trato: seguirse haciendo pasar por las hermanas De la Peña, recibir su herencia, firmarle un poder e irse a Europa o ir a la cárcel.

Verónica recibe una llamada. Susana ha sido secuestrada. Ella se dispone a pagar. Rolando, recuperado de las golpizas de policías y ladrones, viaja a buscar a las muchachas.