Un grupo de personajes completamente dispares comparte su vida en un camping urbano al que llega Sandra, una médica que ha perdido su trabajo y busca un lugar donde rehacer su vida.

Sonsoles no puede estar ni un día más en el campamento, así que decide irse unos días. Las llaves quedan a cargo de Jorge porque, supuestamente, es el más responsable, pero se va a encontrar con una sorpresa a su llegada.

Eli y Sandra descubren que el dueño del camping es gay. La doctora no puede ocultárselo al resto del camping y decide contarlo.

Ángel y Sandra llegan de fiesta y, cuando él se acerca a ella, Sandra se queda dormida. Ángel no duda en hacerle ver a sus amigos que son novios y la besa.

Charo ha invitado a Fermín, su ex, al camping por el cumpleaños de su hijo. Roberto no soporta a su padre y no le perdona que abandonase a su madre por otra.

La relación entre Sandra, la doctora, y Ángel está comenzando a construirse, pero lo hace sobre bases muy sólidas: divorciada con dos hijas, ella; ligón incapaz de comprometerse, él… y un montón de vecinos entrometidos rodeándoles a todas horas… la cosa no puede ir mejor. Otra relación con “muchas” probabilidades, es la de Jorge, el pijo y Eli, la conserje. Una caída en la ducha, obliga a Eli a cuidar de Jorge hasta que se reponga del “terrible” dolor de espalda que sufre. Y para rematar el bonito cuadro de esta semana, otra pareja, ésta de prometidos. Alicia, la peluquera, y Tino, el churrero, tienen que empezar a solucionar detalles de cara a su inminente boda. Tino experimenta un considerable agobio por un “pequeño” problema de última hora en la que acaba de reparar: quizá sería buena idea divorciarse de su anterior mujer antes de volver a comprometerse.