Todos tenemos un plan, cuenta la historia de Agustín, un hombre desesperado por abandonar lo que para él, después de vivir durante años en Buenos Aires, se ha ido convirtiendo en una existencia frustrante. Tras la muerte de Pedro, su hermano gemelo, Agustín se propone tomar su identidad y comenzar una nueva vida. Se esconde en el Tigre, dentro de la misteriosa región del Delta del Río Paraná, donde los hermanos se criaron, y donde Pedro seguía viviendo. Lo que a Agustín le parece ser un plan perfecto para "desaparecer" se complica seriamente cuando se encuentra inadvertidamente envuelto en el peligroso mundo criminal del que su hermano formaba parte. La película se sitúa en el peculiar paisaje del Delta, un laberinto de islas y ríos, y de fuertes contrastes sociales. Tiempo atrás esta zona hacía las veces de parques recreativos para la elite de Buenos Aires, y a lo largo de los canales principales todavía pueden encontrase viejas mansiones de estilo francés o inglés que nos recuerdan la opulencia de la que una vez gozó esta región. Pero más al interior del Delta, cerca de los pantanos, hay rincones más escondidos y oscuros en donde aquellos que viven al márgen de la ley imponen sus propias reglas de conducta y códigos de silencio. Estos turbios remansos siempre han servido como escondite para criminales, marginados y todo tipo de fugitivos. Es ahí donde Agustín luchará por sobrevivir, reinventándose a si mismo para dejar atrás el pasado.