Lugares sagrados, vino, cerdos, Jacques Chirac, una prisión y banqueros. Bienvenidos al Dominio nacional francés en Tierra Santa. ¿Por qué en 2020 Emmanuel Macron echó a la policía israelí de la iglesia de Santa Ana en Jerusalén? Porque, junto con otros tres edificios, esta iglesia del siglo XII es considerada como territorio francés en Jerusalén.

Una antigua aldea, una capital, una nevera, Kennedy, cigarrillos, un muro y motoristas. Bienvenidos a Steinstücken, un exclave de Berlín Occidental en plena Alemania Oriental. Durante la Guerra Fría, ni siquiera un reparador de frigoríficos habría podido llegar hasta allí sin un helicóptero estadounidense.

Un pedacito de tierra india enclavado en un trozo de Bangladés, rodeado de territorio indio, que a su vez estaba en Bangladés. Bienvenidos a Cooch Behar, una inextricable red de enclaves. Un campo, un muro y vacas. Visados, ajedrez y marihuana. ¡Esto sí que son fronteras locas!

Un hotel, una carretera, dos Napoleones, una carta, champán y el general De Gaulle. Bienvenidos a Arbézie, en la frontera franco-suiza. ¿Dormir en un país y comer en el vecino? Esto es posible en el Hotel Arbez, una micronación autoproclamada con su propio escudo de armas. Su peculiar situación fronteriza no solo atrae a los turistas: también ha resultado muy útil para la Resistencia y la diplomacia internacional.

Una tierra virgen, colonos, vodka, mosquitos, un dictador, un espía y la bomba atómica. Bienvenidos a Birobidzhán: la Jerusalén soviética. En sus calles encontramos gran número de inscripciones en el alfabeto hebreo. ¿Es el barrio judío? No, va mucho más lejos: Birobidzhán es la capital de la región autónoma judía de Rusia.

Bicicletas, trenes, Porsches, dos guerras, tratados y café. Bienvenidos a la Vennbahn, una ruta ciclista belga que, a lo largo de 30 km, entra varias veces en Alemania. Como es territorio belga, crea una franja de Bélgica en Alemania y, al mismo tiempo, deja cinco enclaves alemanes en territorio belga. ¡Esto sí que son fronteras locas!