Noche de chicas

Tess, Laura, Elena y Kira descubren que su amiga de la adolescencia, Lola, tiene secuestrados a los violadores de La Peña, los tres hombres que no fueron condenados después de agredir sexualmente a una menor en el pueblo. Cada una de las amigas tiene una idea muy distinta de lo que tienen que hacer, desde denunciar a Lola a las autoridades, hasta unirse a ella y tomarse la justicia por su mano con esos indeseables. Cinco ideas de justicia y una decisión que tomar que marcará el destino de todas ellas para siempre.

Uno de los violadores se ha liberado y ha llegado a casa de las chicas. Lola revela a sus amigas la verdadera razón por la que ha secuestrado a los de La Peña, pero antes de que puedan reaccionar, llega la Guardia Civil. Tess amenaza con entregar a Lola, sobre todo cuando aparece una testigo que asegura haberla visto la noche anterior con los tres hombres.

Las cuatro amigas han decidido mirar para otro lado y dejar que Lola se vengue de los violadores de su hija sin delatarla. Pero Kira no piensa quedarse al margen y se va a escondidas a ayudar a su amiga. Cuando el resto intenta impedirlo, descubren que uno de los violadores está dispuesto a darles una prueba que los condenaría a todos. El grupo se separa: Laura, Kira y Elena van a intentar recuperar esa prueba, mientras Lola y Tess se quedan vigilando a los tres secuestrados… pero nada sale como tenían planeado.

Sin el vídeo, Elena y Laura recogen a Kira, que se ha quedado en shock tras revivir el episodio que le dejó sin habla cuando era niña. Por su parte, Lola y Tess no han podido evitar que Carlos, uno de los violadores, mate al que estaba dispuesto a confesar. Ahora tienen un cadáver, pero lo que no tienen es tiempo para pensar, porque Mario, el marido de Tess, llega por sorpresa. Para librarse de él, Tess le convence de que se vaya con ella, Lola y Elena a ver como esta última da el pregón de las fiestas del pueblo. Laura se queda a cargo de Kira, pero la pequeña del grupo ya se ha recuperado del shock y tiene otros planes.

Una vez se han librado de Mario, Elena, Tess y Lola vuelven a la casa y se encuentran con una sorpresa: en medio del salón está el cuerpo sin vida de Carlos. El violador estuvo a punto de ahogar a Kira y Laura lo mató en legítima defensa. Ahora tienen dos cadáveres y una idea para salir de esta… una mala idea.

El violador que quedaba con vida acaba de beberse una botella de veneno mientras el juez Segarra está yendo hacia la casa. En cuestión de minutos las atrapará con tres cadáveres y ninguna coartada. Así que, mientras todo el país está viendo la final del mundial entre España y Holanda, ellas se dirigen al único lugar en el que pueden deshacerse de los muertos sin dejar rastro. Pero el juez Segarra las tiene localizadas y les pisa los talones.