Silly Sundays

Cuando su patito de juguete no funciona, Sonia descubre, junto con Hugo, que hay muchas otras formas de jugar con él.

Cuando la sandía que iba a ser el postre de toda la familia acaba despedazada, Hugo y Sonia descubren la importancia de trabajar en equipo.

Sonia quiere ser la única estrella sobre el escenario, hasta que aprende a compartir protagonismo con su nuevo amiguito, un pajarito.

Cuando ya no quedan dientes de león en el jardín, Hugo y Sonia descubren que hay muchas otras maneras de pedir deseos.

Cuando las olas destruyen su castillo de arena, Hugo y Sonia aprenden que las cosas no duran para siempre y que pueden rehacerse.

A Sonia y a Hugo no les gusta la sopa que ha preparado Papá, y aprenden a decir lo que sienten sin hacer daño a los demás.