La timidez y cómo conectar con gente nueva y hacer amigos. Mari Sol lleva a su sobrina, Mari Luz, a pasar el día en el parque. Los niños, por supuesto, están entusiasmados por pasar el día con ella, pero Mari Luz no parece tan segura. Y cuanto más intentan que Mari Luz juegue con ellos, más insegura parece. Sin embargo, están decididos, y con la ayuda mágica de Yoko, hacen lo imposible por impresionar a la nueva niña, sólo para encontrarse con que Mari Luz no es tan complicada -- simplemente es tímida, ¡una sensación que sin duda Yoko puede entender!

No te dejes guiar por las apariencias. A los niños se les cae una raqueta al lago mientras juegan al bádminton. Ranger Loops les cuenta la leyenda del Monstruo del lago Wawa, un monstruo que engulle todo lo que cae al lago. Es suficiente para despertar la curiosidad de los niños, por lo que Yoko y los tres niños emprenden una misión subacuática: ¡quieren ver cómo es el monstruo! Después de una búsqueda infatigable, encuentran al monstruo y descubren que en realidad no es un monstruo, sino… ¡un pulpo que les ha estado ayudando durante todo el viaje! Se dan cuenta de que, lo que algunos llaman monstruo, es en realidad un ser entrañable.

Poner demasiadas normas puede estropear el juego. Los chicos deciden imaginarse que están de camping. Montan una pequeña tienda que les deja Ranger Loops y todo resulta muy divertido, hasta que Mai comienza a poner normas, porque ella cree saber cómo se hace una acampada. Es muy difícil para Oto, Vik y Yoko cumplir esas «normas» y sentir que están jugando. Mai se da cuenta de que poner demasiadas normas dificulta que los demás participen en el juego.

Hacer amigos nuevos. Vik recuerda el primer día que conoció a Oto, Mai y Yoko. Era el día que se inauguraba el parque y como él era tan tímido, prefería no acercarse a los demás niños. Entonces, Oto y Mai le invitaron a jugar con ellos a los trenes y Vik aceptó un poco avergonzado. Los tres niños comenzaron a jugar a los trenes pero, de pronto, sin que se diesen cuenta, Yoko hizo magia y los tres se encontraron dentro de un tren «de verdad», un tren que incluso podía volar a través del espacio. En su viaje, llegaron a un planeta donde se encontraron con Yoko cara a cara. Al verlo, les pareció que Yoko era un alienígena que quería atacarles. Eso hirió los sentimientos de Yoko y el genio desapareció. Vik se dio cuenta de que tenían que disculparse con su nuevo amigo y comenzaron una búsqueda para mostrarle que querían ser sus amigos. Así es como empezó su amistad.

Jugar juntos es más divertido. Mai está trabajando duro construyendo un gran castillo de arena que quiere disfrutarlo tranquilamente y protegerlo para que no sea destrozado. Los chicos piensan que está siendo una aguafiestas; ¡Oto y Vik sólo quieren jugar a algo imaginativo y divertido! Gracias a la magia de Yoko, Mai consigue tener todo el castillo para ella -- ¡y es a tamaño real! Sin embargo, enseguida comienza a echar de menos a sus amigos. El único problema es que, en su desesperación por mantener el castillo a salvo, ¡Yoko no ha incluido una puerta de entrada o salida! Al final, contará con la imaginación del equipo para poder salir del castillo de Mai.

Compartir siempre es una buena idea. Vik tiene un balón nuevo. Es tan bonito que no quiere que nadie juegue con él, por lo menos hasta que el balón pierda su «magia». Oto y Mai quieren acelerar ese proceso que les impide jugar con el balón. Piensan que si le dan un par de patadas al balón, Vik se dará cuenta de que a él también le apetece jugar. Sin embargo, Vik se toma los intentos de Oto y Mai como una amenaza y le pide a Yoko que le ayude a proteger su precioso balón. Las dos partes empiezan a jugar a un juego en el que Yoko utiliza su magia para construir unos sofisticados sistemas de protección para el balón de Vik, y al mismo tiempo otros sofisticados sistemas para ayudar a Mai y Oto a superar esos obstáculos. Es una locura y Vik se da cuenta de que un balón, no es una ornamento, es algo para jugar y compartir.