En el discurso común solemos decir que no se puede obtener algo a cambio de nada. Sin embargo, aquí Alan Watts defiende la idea contraria: ¡no se puede tener algo sin nada!

A Alan Watts le preocupaba el modo en que nos atrapamos en las palabras. Consideraba lamentable que separemos el "yo" de la realidad y pensemos en el "yo" en función de cómo nos ven los demás o de la imagen que queremos proyectar.

Alan Watts cubre las técnicas básicas de mediación, incluyendo la de escuchar sin nombrar y los mantras o meditaciones sónicas.

Para muchos de nosotros, la imagen de Dios como un ser supremo omnipotente y omnipresente de barba gris se ha vuelto inverosímil, pero las nociones de sentido común de la autoridad divina que rodean esa imagen persisten.

Alan Watts profundiza en la visión dramática hindú del universo, en la que Dios interpreta todos los papeles, mientras finge no saber quién es.

Todo el mundo sabe lo que es el tiempo, pero es difícil de explicar con palabras. Por un lado, decimos que no tenemos suficiente tiempo y, sin embargo, nos encontramos perpetuamente en el momento presente.