Es la mejor película de mano dura de Steven Seagal. Después de que su compañero muere, el agente antidrogas John Hatcher (Steven Seagal) regresa a su ciudad. Pero las cosas allí han cambiado para peor. Los señores de la droga jamaiquinos, liderados por un sumo sacerdote de magia negra, se han metido en la ciudad. Los matones descubren que Hatcher es un fuerte adversario, y ni todo el vudú del mundo será suficiente para detenerlo.