El perro de Flandes

El pequeño huérfano Nicolás y su abuelo viven en una pequeña ciudad a las afueras de Antwerp, donde viven modestamente repartiendo leche. Hoy Nicolás tiene un trabajo adicional, traer dulces para su amiga. Al llegar al pueblo ve como un ferretero azota a un perro para que tire de un pesado carro. Nicolás siente lástima con lo que decide darle agua.

El abuelo de Nicolás va a repartir leche solo a Amberes porque Nicolás quiere recolectar fresas silvestres en las montañas con su amiga. Después de haber llenado una cesta entera con fresas, comienzan a jugar al escondite, pero su juego pronto se ve interrumpido por una tormenta repentina.

Nicolás y su abuelo llegan a Amberes con el carro de leche. El niño se interesa por un hombre que está pintando la catedral y deja que su abuelo siga adelante mientras habla con el pintor.

Nicolás se ha llevado su caña de pescar a Amberes y ha prometido traer algunas anguilas para un vecino. Deja a su abuelo en la lechería y se va al canal con la esperanza de volver a ver al perro que fue tan mal tratado el día anterior.

Mientras George y Paul, los nuevos amigos de Nicolás, esperan que él y su abuelo pasen con su carro de leche, intentan en vano impedir que un ferretero azote a su perro, el mismo perro con el que Nicolás simpatizó el otro día. Cuando Jehan y Nicolás llegan, Jehan agradece a George y Paul por darle a su nieto ropa seca después del incidente de pesca. Jehan entonces deja a los tres chicos en las afueras del pueblo. Nicolás va con sus amigos a su casa, y más tarde lo llevan al tejado de un viejo edificio desde donde pueden tener una buena vista de Amberes.

Es día de mercado y, al ver a un perro mientras dibuja un carro de verduras en el camino a Amberes, Nerón recuerda a Patrash. Deja a Jehan en la ciudad y se va al abarrotado mercado con la esperanza de ver al perro. Mientras tanto, el amo de Patrash deja que el pobre animal muera en la cuneta después de que se derrumbe por el continuo trabajo duro y el castigo. Nicolás encuentra al cruel ferretero y exige saber qué ha hecho con el perro, pero el hombre se limita a apartarlo violentamente. Más tarde, Nicolás escucha a dos niños que son amonestados por su madre por acercarse a un perro moribundo, con el corazón en la boca, les ruega que digan dónde han visto a Patrash.