A primera hora del miércoles 7 de agosto de 1985, la policía de Chelmsford recibe la llamada de un granjero de la zona consternado, Jeremy Bamber. Inmediatamente después, los agentes tienen que acudir a un incidente en curso en la remota casa de sus padres en la granja White House.

Otra declaración de la familia les da a Stan y a su ayudante, Mick Clark, una pista clara que señala a que Sheila podría tener un móvil de carácter psicológico, pero surgen más preguntas y su idea de lo que realmente pasó aquella noche en la granja White House sigue siendo inconsistente. La policía de Essex comparte detalles del incidente con la prensa y declara que el caso se está tratando oficialmente como un homicidio-suicidio.

Tras un hallazgo crucial en la granja White House, Stan y Mick presienten que cada vez están más cerca de dar con una teoría concluyente, pero se va todo al traste cuando se descubre que la familia gestionó una prueba de forma problemática. Respaldado por el testimonio de un testigo clave, el apoyo con el que Stan cuenta dentro de la familia parece más frágil que nunca.

A medida que se acerca el día de los entierros, los miembros de la familia se preparan para decir adiós. Julie ve molesta cómo Jeremy y Brett parecen estar más unidos que nunca. Se siente apartada y cada vez es más consciente de las diferentes caras que muestra Jeremy, tanto en público como en privado.

Aunque el testimonio de un testigo clave arroja luz sobre el caso y responde algunas de las preguntas de Stan y Mick, surgen más complicaciones todavía. A pesar de ellas, Stan y Mick consiguen llevar a cabo los primeros arrestos del caso y siguen con los interrogatorios con la esperanza de dar con más soluciones.

El caso se acerca a su conclusión, se reúnen y se estudian todas las pruebas y la información, y se hacen interrogatorios. Empieza un juicio muy polarizado y de gran repercusión que llama a aquellos involucrados en el caso a testificar ante el jurado y un público muy numeroso.